Esta
historia nos trae al París del siglo XV, una época en la que las
habladurías, las leyendas y los prejuicios son el sustento de la
sociedad parisina. Y precisamente de prejuicios (entre otras cosas)
es de lo que nos habla esta novela.
Me
gustaría empezar hablando de la narración de la obra. Es bastante
evidente que el narrador es una especie de "yo poético"
que nos va guiando a través de la historia de los diversos
personajes, y esto se nota más que nada en la cantidad de
digresiones que se hacen a lo largo de la novela en las que el "yo
poético" (y casi me atrevería a decir, el mismo autor) desde
el siglo XIX nos comenta en más de una ocasión los cambios
arquitectónicos de la ciudad de París y sus maravillosos edificios
históricos, entre ellos, Nuestra Señora. No obstante, y aunque al
que la historia del arte le importe más bien poco al lector, no se
puede ignorar que las descripciones que se hacen a lo largo de la
novela son de una gran belleza. De estas descripciones me gustaría
destacar la de un capítulo llamado (si no recuerdo mal) "París
a vista de pájaro" en la que Víctor Hugo nos hace una
detalladísima pero preciosa descripción de todo París desde lo
alto de la catedral. Como digo, estos son momentos en que la acción
se para por completo y tal vez resulten algo pesados de leer, pero yo
no me saltaría ni una línea, ya que esta información puramente
ambiental puede llevarnos a entrar mucho más de lleno en la sociedad
parisina del siglo XV y sus hábitos, que no carecen de importancia
para el libro.
Como
había mencionado antes, precisamente de prejuicios va la obra y es
el comportamiento de los personajes lo que nos va a mostrar cómo son
estos prejuicios y en qué se basan, así que sin más preámbulo me
voy hacia lo que considero que es la parte más sólida y fuerte de
la novela: los personajes.
Me
gustaría comenzar con Dom Claude Frollo. Este es para mí uno de los
mejores personajes de la novela, en cuanto a construcción. Es
archidiácono católico que vive en Nuestra Señora. Un hombre que
siempre ha buscado el conocimiento, es cultísimo y piadoso, pero,
aunque parezca paradójico, cruel.Él adopta a Quasimodo, al que
encuentra en la zona de expósitos de la catedral, a pesar de su
extrema fealdad y deformidad, le enseña lo que sabe y le mantiene
allí a salvo del mundo, pero al mismo tiempo, ejerce violencia
contra él, la misma novela nos dice que le maltrata. Esto contrasta
también con la actitud que tiene para con su hermano Jehan. Jehan es
adoptado por su familia y Frollo lo acoge como a su hermano pequeño,
éste es ahora un estudiante, pero es golfo y vago y derrocha el
dinero que le da Frollo en tabernas y juergas, sin embargo, Dom
Claude, siempre le perdona y le da más dinero, esto junto al hecho
de que adopta al deforme Quasimodo, nos da una imagen bastante buena
de él, a pesar de su crueldad, como digo, es un personaje
increíblemente complejo. Dom Claude, es también un enamorado, a
pesar de su condición de sacerdote católico, y ya veremos más
adelante en el tema del amor, cómo le afecta y cómo reacciona a él.
El
siguiente personaje del que me gustaría hablar es La Esmeralda. Es
una jovencita de unos dieciséis años conocida como "La
egipcia" que se dedica a cantar y bailar en la plaza. Este
personaje también está magistralmente construido. Es una joven de
un grupo marginado de la sociedad por ser gitana (de ahí lo de
llamarla La Egipcia), por supuesto, es pobre y vive entre otros
personajes marginados por esta condición, pero a pesar de esto,
tiene un comportamiento muy diferente al de otros personajes
considerados como "nobles" por su condición social, ya que
es piadosa y siempre trata de ayudar a los demás, es muy
significativa una escena en la que, después de intentar ser
secuestrada por Quasimodo (ya veremos más adelante los detalles de
este "intento de secuestro") y siendo este torturado
públicamente por la justicia, ella le libera y le cura las heridas,
siendo ella la "víctima". Solo este pasaje nos muestra
hasta qué punto en esta novela la condición social de los
personajes es inversamente proporcional a su actitud, una cuestión
que es plenamente romántica, veremos que esto se cumple también en
los demás personajes.
Quasimodo
es "el monstruo". Nace físicamente deforme, y además con
el tiempo se vuelve sordo. Esta condición de la sordera es muy
importante, ya que es la puntilla que termina de aislarlo del mundo,
siendo únicamente capaz de comunicarse con Dom Claude. Si juntamos
todas las condiciones ambientales que rodean a Quasimodo: sordera y,
por consiguiente incapaz de comunicarse, aislamiento, porque nunca
sale de la catedral (salvo en una ocasión que ya veremos), el único
humano que conoce, a pesar de educarle, le maltrata... tenemos un
cóctel explosivo, y es que, como nos dice el mismo Víctor Hugo, era
malo. Pero, cuidado, porque, como luego matiza, era malo porque era
salvaje, Quasimodo es lo más parecido al tropo del niño criado por
lobos que de repente es introducido en la civilización, es lo mismo.
Quasimodo es malo, porque nunca ha sido educado en sociedad, no
conoce las leyes y sus discapacidades físicas (sobre todo la
sordera) le aíslan aún más de las normas y el comportamiento
social, pero, y hay un "pero" muy grande, sus acciones y su
actitud, van a contradecir esa afirmación, ya que, sobre todo por el
amor (porque él también se enamora), va a ir humanizándose, y el
contacto y la relación que acaba teniendo con la persona amada es lo
que le va a ir haciendo menos monstruo y más humano (este es un
tropo bastante utilizado en el romanticismo y en muchos cuentos
populares del XVIII y XIX), de modo que, de nuevo, tenemos un
personaje muy complejo.
El
capitán Febo. De nuevo, este personaje está muy bien construido,
pero no es un gran personaje y está hecho así a propósito. Cuando
digo que no es un gran personaje, es que a pesar de su condición
social y de lo que representa, no es para nada el tipo de noble que
esperamos. Como he mencionado antes, el valor personal, es decir, los
valores de los personajes, son inversamente proporcionales a su
condición social, y el caso de Febo, no es excepcional. Éste es
también un joven algo mayor que la Esmeralda, por lo que se puede
entrever, pero su relación para con ella no deja de ser superficial,
y no precisamente de lo que podemos hablar un "amor verdadero",
en seguida vemos esto.
Y
todos estos personajes quedan de algún modo entrelazados a través
de dos elementos: el amor y Pierre Gringoire, un personaje, vamos a
decir "neutro" ya que hace más bien de enlace y de él no
se sabe mucho más allá de que es escritor, en principio, de autos
sacramentales y que tampoco vive muy desahogado económicamente.
Finalmente,
ahora sí, el amor. Cada uno de los protagonistas tiene una
experiencia distinta del amor que delata su verdadero ser al margen
de las apariencias.
Para
Frollo, el amor es algo prohibido (ya hemos su condición de
sacerdote) y de hecho, por lo que de él se sabe algo absolutamente
nuevo y desconocido. Esto hace que se convierta en un amor obsesivo y
absolutamente insano, más cuando la persona a la que ama no le
corresponde, lo que le produce una gran ira. No se toma bien este
rechazo, y, aunque sufre y vive un gran desgarro interno entre sus
obligaciones de sacerdote y su amor, es incapaz de manejar esta
situación llevándole incluso a destruir el objeto de su amor, pues
crea una acusación de brujería que acabaría con La Esmeralda, ya
que, si no va a ser suya, no va a ser de nadie, de ahí que
finalmente este personaje sea condenado y obtenga un final cruel, que
cualquiera juzgaría que merece (ahora veremos el tema de los
finales).
La
Esmeralda está perdidamente enamorada del capitán Febo. Para ella
el amor, como para cualquier adolescente, es hiperbólico, le adora.
Su escasa relación es ciertamente muy apasionada y es un amor tan
lleno de inocencia, tan lleno de ternura y tan terriblemente
apasionado, que solo puede ser terriblemente trágico. El capitán es
objeto de su pensamiento día y noche, y es incapaz de reconocer sus
verdaderas intenciones.
En
cuanto a Febo, no podemos hablar de amor, de hecho en una escena bien
señalada se nos revelará de forma absolutamente clara lo que La
Esmeralda significaba para él. Nada. Como noble él sabe que su
destino no va a ser casarse con la egipcia que canta y baila en la
plaza, y tampoco parece desearlo, su auténtica pasividad hacia ella
se revela en dos ocasiones: una hacia Quasimodo, quien en una ocasión
trata de hacer que la visite en la catedral y él ni siquiera es
capaz de acordarse de ella, y otra un poco antes, cuando está a
punto de ser ahorcada y es incapaz siquiera de inmutarse ante la
escena. Todas estas acciones solo nos muestran el carácter de
divertimento, de aventura que para él tenía este amorío.
Finalmente,
para Quasimodo, el amor es el elemento humanizador, es lo que termina
de dejar de hacerle "monstruo" ya que es el único que es
capaz de sentir un verdadero amor por la pobre egipcia. Sin ningún
tipo de esperanza la salva de la horca y la oculta en la catedral, a
pesar de sus sentimientos, es capaz de salir a buscar a su "rival"
para rogarle que vaya a ver a su amada, este es el momento en que nos
damos cuenta de que a el capitán, poco le importaba realmente la
pobre Esmeralda, y el pobre se Quasimodo debe desilusionarla porque
no es capaz de conseguir siquiera eso por ella. Cuando la "secuestra"
debemos de entender que es un momento muy temprano de la obra y
todavía el amor no ha hecho suficiente mella en esa humanización.
Ese intento de secuestro no es ni más ni menos que un vivo reflejo
de que no está habituado a vivir en sociedad, de modo que podemos
deducir que el aislamiento por su apariencia es lo que le hace más
monstruo que la apariencia en sí, y por eso dice Hugo que es "malo",
pero son precisamente estas acciones las que terminan de desmentir
esta afirmación, del mismo modo que son las actuaciones de los demás
lo que, por encima de los prejuicios, revelan su verdadero ser.
Como
vemos, prácticamente los personajes son los que mueven la obra, es
su actuación la que crea la historia y es comprendiéndolos a ellos
como llegamos a los hechos. No quiero cerrar esto sin mencionar
a otros dos personajes que tienen gran relevancia: la Sachette y el
rey de Francia. De la Sachette solo diré que, aunque parece una
digresión en la novela, es una historia muy importante y que cobrará
todo su sentido hacia el final, así que no os la saltéis por pensar
que se trata de una digresión, porque termina cobrando todo el
sentido (decir más sería estropear la diversión). Respecto al Rey
de Francia decir que no tiene una relevancia especial, más que al
final de la obra, pero debéis fijaros bien en que es un personaje
obviamente caricaturizado hasta el ridículo, de nuevo, los
personajes, cuanto más poderosos en la escala social, menos nobles
en la moral, así que si estamos hablando de el Rey de Francia,
imaginad el grado en el que se le deja dentro de la novela
(¡ATENCIÓN! PASAJE NO APTO PARA MONÁRQUICOS) .
Como
conclusiones finales, decir que es una obra que me gustó muchísimo
y me marcó muchísimo más. A pesar de que tal vez algunos tropos se
encuentren muy manidos, no deja de ser ampliamente disfrutable, y no
deja de ser siempre mucho más de lo que se dice. Los episodios con
grandes descripciones artísticas no aportan mucho realmente a la
trama, pero es importante leerlos aunque sea por encima, porque nos
dan una idea muy clara del movimiento artístico en el que estamos, y
nos ayuda a entender y situar todo el libro, además de que, por muy
largas que a veces sean, no dejan de ser preciosas y muy logradas, de
verdad si queréis viajar a París no hay mejor forma porque lo vais
a ver todo.
Termino,
como siempre, dando las gracias y recordando que cualquier aportación
y comentario es bienvenido tanto en el blog, como en la foto de
instagram. ¡Buenas noches!