domingo, 20 de marzo de 2022

RESEÑA DE "MUJERCITAS" LOUISA MAY ALCOT

 Esta es la historia de cuatro hermanas y una madre que superan sus problemas cotidianos, mientras el padre lucha en la guerra civil americana. Esta novela, por tanto se ambienta alrededor de los años sesenta del siglo XIX, a lo largo de diversos años que coinciden con la pubertad y la adolescencia de las cuatro hermanas hasta su madurez. La historia se divide en diferentes capítulos que nos muestran diferentes problemas a los que se deben enfrentar las cuatro jóvenes a lo largo de estos años de crecimiento y madurez. Estos problemas se suelen presentar en forma de fábula, de modo que cada capítulo (más o menos) se nos plantea un problema cotidiano que termina en una moraleja bastante contundente y clara que suele terminar de forma feliz y con la lección aprendida en prácticamente todas las ocasiones. ¿Y de qué clase de moral estamos hablando? Bueno, las enseñanzas, bastante explícitas por cierto, suelen tener mucho que ver con el clásico de "el dinero no da la felicidad" y "es mejor ser pobre y honrado con un familia que te quiere que ser rico y tener el dinero del mundo", también se habla de la necesidad del trabajo diario para no caer en la ociosidad y el egoísmo, ya que eso lleva a un desequilibrio dentro del hogar y la familia, que es el núcleo de la vida en el siglo XIX, más en una sociedad como la americana.  El egoísmo y la ambición desmedida también se tratan de forma insistente a lo largo de la novela. 

Otra característica que veremos bastante a menudo y que podría sorprendernos, incluso desagradarnos un poco (más como lectores europeos) es el exacerbado patriotismo que se deja ver en la novela, sobre todo en el hecho de presentar los Estados Unidos como la mejor nación existente, a veces con fuertes críticas y "pullas" a otras sociedades europeas (especialmente Inglaterra)

La religión (cristiana) es también un tema muy importante y que no se cuestiona en ningún momento, sobre todo se encuentra en forma de sermón moral y como forma de consuelo ante las adversidades, de modo que las grandes dificultades cotidianas como la pérdida o la desesperación se superan, a parte de con trabajo duro y constante, con fervor religioso. Este es un aspecto que, de nuevo puede parecernos algo desfasado, pero que no deja de tener gran interés.

El punto más fuerte que veo en esta novela es la evolución que sufren los personajes, en especial los jóvenes como las hermanas y Laurie. Es muy apreciable lo bien definidas que están las bien diferentes personalidades de las cuatro hermanas y la evolución específica que sufren en relación a esos caracteres, aunque esta evolución siempre será algo plana, ya que siempre será a mejor a tenor de las lecciones que van aprendiendo en este camino de madurez que dura toda la obra.

Muchas de estas "moralinas" que ayudan en la madurez de las jóvenes pueden ser bien discutibles hoy en día de modo que nos sentiríamos difícilmente identificados con ellas, como la insistencia en que una de las hermanas, Josefine (Jo) sea más "femenina", algo que termina cambiando siempre desde un punto de vista positivo. En un momento en que los roles de género, qué es ser hombre, qué es ser mujer, están en plena deconstrucción, esta evolución que se considera positiva en la novela, bien podría hoy considerarse algo retrógrado y aludir a un comportamiento excesivamente conservador de la autora, como ocurre también con la censura total que se hace de beber alcohol, no en exceso, sino del simple consumo. Pero no debemos olvidar a fin de cuentas, que estamos en el siglo XIX y en Estados Unidos, una sociedad muy puritana, a la que no podemos pedir demasiado.

Como hemos empezado hablando, la familia tradicional es la base para el alcance de la felicidad personal y el perfeccionamiento moral. La señora March, la madre de las muchachas, es la guía espiritual y apoyo constante de las jóvenes. Todos los problemas son consultados con ella, siempre con plena confianza, e incluso Josefine, la más rebelde, es capaz de admitir que debe doblegar esa rebeldía. Son  reseñables en particular los consejos que da a su hija mayor Margaret después de que ésta se hubiera casado, los cuales se basan en que en una discusión conyugal ella debe ser la encargada de mantener la armonía y llevar la contraria lo menos posible a su marido, y en caso de hacerlo, siempre de forma indirecta, cambiando sus ideas de forma que él no se de apenas cuenta de que es por ella su cambio de ideas, algo impensable hoy en día, pero también nos dice que en el cuidado de los hijos son ambos los que están implicados y debe darse confianza a la autoridad paterna y dejar que se implique en el momento en que cree que debe hacerlo. En este aspecto podemos decir que hay consejos "universales" que no está de más recordar de vez en cuando, pero por otro lado otros no dejan de ser ya anticuados, ya que se remarcan muchos los roles de género para con el hogar, es decir, se nos pone muy de relieve cuál es el lugar de un hombre y una mujer en una casa.

El siguiente tema que me gustaría destacar y que, personalmente me ha sorprendido muy para mal es la autocensura. Veamos, Josefine es escritora, o pretende serlo con mucho esfuerzo y práctica, en una de las "fábulas" de la novela se nos muestra cómo ella para publicar en un periódico se le piden historias muy pasionales, historias de amor y muerte, de asesinatos o argumentos algo desagradables. En un momento dado, su educación familiar le hace sentir que está en un dilema moral, ya que debe tratar en sus obras temas escabrosos y desagradables lejanos a las historias morales que ella ha heredado de su familia. El problema es que Josefine termina por decidir autocensurarse, es decir siente como inmoral escribir ficciones violentas, y para mí no termina de estar del todo claro si la verdadera razón por la que termina renunciando a esto es porque realmente son temáticas que personalmente no le gusta tratar, o si su edulcorada educación le hace sentirse inmoral y esto es lo que realmente la incomoda. Sea como fuere, personalmente me pareció un desacierto una lección moral como ésta que se encamina hacia la autocensura en el arte, pero, obviamente esto no quita valor ni mucho menos al libro, pero sí es posible que esta fábula moral nos impresione especialmente como lectores de un mundo en que la libertad de expresión es de lo más importante independientemente de lo moral o inmoral (más en ficción), pero, como siempre, esto es una sociedad puritana de mediados del siglo XIX.

Por otra parte, y ya para acabar, sí me ha maravillado cómo hasta la muerte en esta novela está completamente naturalizada, sin ningún tipo de patetismo, sin desgarros de dolor, aullidos y arañazos en el pecho, simplemente paz, una incomprensible paz que nos emociona hasta lo más hondo.

Como conclusiones decir que es una lectura muy recomendable en tanto que, paradójicamente, es bastante realista, pintando un cuadro bastante detallado de la vida cotidiana en EEUU a mediados del siglo XIX, de modo que si tenemos curiosidad por la forma de vida, de pensar, de vivir de una familia media angloamericana en esta época, es un libro ideal, y digo paradójicamente, porque este no deja de ser un libro muy idealista en el que los problemas, además de ser muy cotidianos, tienen casi siempre fácil solución y nunca sin mayores consecuencias, salvo en la muerte, cuya falta de solución se contrarresta con la serenidad con la que se afronta. Tampoco voy a mentir diciendo que su, en ocasiones excesivo idealismo no es de vez en cuando purificador, más para los tiempos en que vivimos. Por supuesto, aunque es una novela realista no deja de tener buenos toques poéticos que embellecen mucho y hacen muy agradable el libro, es verdaderamente muy sencilla, sin demasiada elocuencia ni barroquismo, dando así ejemplo de su moraleja de sencillez, que está también muy presente. Aunque este libro se escribe en buena parte para servir de ejemplo educativo a las jóvenes de esta época, no podemos dejar de verlo también desde este punto de vista literario y etnográfico que no deja de hacerla una novela muy interesante.

Como última advertencia, yo no escogería la edición de Plutón para leer, yo la he leído de esta editorial y tiene bastantes erratas, la letra es ridículamente pequeña y apenas hay márgenes, de modo que la lectura se dificulta mucho haciendo que pueda resultar incluso pesada, pero eso es cosa de edición, no de la novela en sí, de modo que yo, una vez más animo al menos a probarla, a leerla para descubrir por vosotros mismos qué es, pero si no os gusta nada esa visión de la realidad excesivamente naif, no disfrutáis con historias muy muy cotidianas, si os parecen excesivas las moralinas en las que se basa el libro, tal vez no es para vosotros, pero jamás desanimaré a que probéis, porque hay también muchos aspectos positivos que también se han reseñado aquí.

Feliz domingo de lecturas de parte de la gatita.